Es un edificio de estilo neoclásico, con elementos italianizantes propio de la mitad del siglo XIX.

Pero más allá de su valor intrínseco, lo que mueve a los vecinos a no querer su derribo, es su valor sentimental.
Todos los santfeliuenses hemos pasado por ella y tenemos recuerdos en nuestra estación.

Recuerdos que ya no se podrán transmitir a nuestros hijos y nietos mientras señalamos su fachada. Porque por más que se encierren dentro de ella, al final acabarán derrumbándola entera.

Los vecinos volveremos a perder patrimonio histórico que nos pertenece. Lo hemos ido perdiendo poco a poco por la nefasta gestión de los gobiernos, cada uno en su época, que no han sabido o no han querido conservar lo que forma parte de nuestra identidad.

Nos fallaron en su momento, cuando se solicitó el soterramiento de las vías y sospechosamente no se facilitó la conservación de la estación; nos fallaron años después cuando se aprobó el soterramiento y no dijeron que querían conservarla; y nos volvieron a fallar cuando se hizo una consulta a los ciudadanos y la opción que incluía el conservar la estación era a un coste descomunal! Lo tenían claro desde el principio!

Por ello muchos vecinos, entre los cuales me incluyo, decidimos no votar a ninguna de la opciones que nos daba a elegir el ayuntamiento de entonces, progre y muy poco social, como ahora.

Aun así, hoy por hoy todavía hay opciones de salvarla, pero nadie más que VOX contempla esa opción. Para la casta, es mejor acabar con nuestro patrimonio y con nuestros recuerdos y experiencias vividas en esa estación para sustituirla por un vinilo expuesto en la nueva estación de hormigón y tecnología, pero vacía de sentimientos, vida y emoción.

Algún día, en Sant Feliu, decidiremos libremente sobre nuestro futuro, y será recuperar lo que hemos heredado y nos pertenece.

#CuidaLoTuyo

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